Mantener una buena alimentación es lo que buscamos la mayoría de nosotros en el día a día a la hora de planificar el menú que nos vamos a llevar a la boca. Es importante que sepamos que hay que consumir todo tipo de alimentos y por ello lo que haremos será determinar el menú diario que vamos a consumir. Para muchas personas no es nada fácil la planificación alimenticia, y mucho menos saber qué tipo de alimentos son los más adecuados para mantener una correcta salud. Por ello lo que haremos en este post será destacar cinco alimentos que no deben faltar en nuestra dieta cotidiana.
En infinidad de ocasiones hemos comentado la importancia que tiene mantener una dieta variada, y para ello es importante que no repitamos constantemente los alimentos que vamos a consumir. Es cierto que esto es la clave, pero existen unos tipos de alimentos que son necesarios para conseguir una salud de acero y servir así de preventivo a la hora de evitar males mayores.
Frutas
En primer lugar vamos a destacar las frutas. Son necesarias en nuestra dieta cotidiana, ya que son una de las fuentes más importantes de vitaminas que tenemos en el organismo. A la hora de consumir fruta tenemos a nuestra disposición una gran variedad, y por ello es esencial que echemos mano de ellas a lo largo del día. No siempre debemos consumir el mismo tipo de fruta, sino que en la variedad lograremos enriquecer nuestra dieta y con ello la salud. Además, la fruta nos ofrecerá altas cantidades de fibra que mantendrá nuestro organismo libre de toxinas y funcionando de manera correcta.
Pan
El pan es otro alimento fundamental que no debe faltar en el día a día. Como sabemos, el pan está elaborado con harina, una fuente importante de hidratos de carbono, necesarios para conseguir la energía suficiente para hacer frente a los requerimientos del día a día. Pero no recomendaremos cualquier tipo de pan, sino que es mejor consumir el que está elaborado con harinas integrales, ya que nos aportará fibra y altas cantidades de hidratos de carbono de un valor nutritivo mayor.
Frutos secos
Los frutos secos son otros alimentos que deben estar presentes en nuestra dieta cotidiana. Los frutos secos nos ofrecen una gran variedad. Nosotros vamos a destacar las nueces y las almendras, que nos ofrecerán ácidos grasos necesarios para un correcto funcionamiento del organismo, así como el aporte mineral que nos brindan. Pero no es recomendable consumir altas cantidades, sino que simplemente debemos ingerir una pequeña cantidad. La forma de hacerlo será cruda, ya que es necesario que evitemos los frutos secos fritos, pues se les suele añadir aceites con grasas saturadas malas para la salud.
Verduras
Los vegetales también deben estar presentes en nuestra dieta diaria. Entre ellos vamos a incluir a las legumbres, pues se trata de un plato de origen vegetal que nos aportará minerales y altas cantidades de proteínas de origen vegetal. Estos alimentos no deben ser sustituidos por las frutas, como muchas personas piensan, sino que simplemente deben ser un alimento necesario en nuestra dieta para tener una salud de acero. Los vegetales los podemos consumir crudos o cocinados, pero sea como sea es necesario que estén presentes en nuestra dieta diaria, y por ello hay que planificarlos en del menú.
Agua
En último lugar vamos a destacar la necesidad de mantener una buena hidratación día a día. Consumir una cantidad adecuada de líquidos es esencial si queremos mantener un cuerpo sano. Consumir entre dos y tres litros diarios de líquidos es esencial para conseguir el agua que las células necesitan para funcionar de manera adecuada. La hidratación la podemos conseguir mediante la ingestión de todo tipo de líquidos, aunque el más recomendable es el agua, pues con él conseguiremos hidratar nuestro cuerpo y mantenerlo en perfecto estado. Por ello es importante que no olvidemos incluir estas medidas alimenticias en nuestro día a día.
Seis factores para perder grasa
Con cientos de dietas y programas diferentes para perder peso entre los que escoger, puede resultar muy complicado a veces saber distinguir los que funcionan de los que no.
No necesito deciros que hay gran cantidad de planes de definición que no harán nada más por vosotros que dejaros hambrientos o furiosos, así que si os tomáis el tiempo de aprender las necesidades de una buena dieta para perder grasa, podréis aumentar radicalmente vuestras posibilidades de obtener el éxito que merecéis.
El proceso por el que el cuerpo transforma los excesos de calorías, o de energía, en depósitos de grasa corporal es relativamente sencillo, en cambio, puesto que este tejido especializado constituye la reserva que garantiza nuestra supervivencia en caso de penuria alimentaria, el cuerpo ha creado numerosos mecanismos para preservarla a toda costa y no resulta tan fácil eliminarla.
Vamos a revisar algunos de los factores más importantes que tendréis que dominar para que vuestro programa de definición funcione de verdad.
1. Aseguraos que el programa incluya tanto la dieta como el entrenamiento.
La primera cosa que debéis comprobar es que cuando decidáis seguir un programa para definiros y reducir los niveles de grasa corporal, éste incluye tanto la dieta como el sistema de entrenamiento. Si dicho programa sólo hace hincapié en un plan de alimentación o bien en una rutina de entrenamiento, entonces seguramente vuestros resultados no serán los más óptimos, o desde luego no los que lograríais si combináis ambos factores.
Por muy buena dieta que sigáis o por muy buena que sea vuestra rutina de ejercicio, nunca alcanzaréis los mejores resultados a menos que pongáis el mismo empeño y esfuerzo en la una como en la otra.
Todos sabéis que la composición corporal depende del ejercicio físico que hagáis, así como de la alimentación que llevéis, por tanto, pensad desde este mismo momento que sólo logréis esos músculos definidos si otorgáis la misma importancia a ambos aspectos.
2. La dieta debe ser equilibrada y contener todos los nutrientes básicos.
Uno de los grandes errores que cometen muchos cuando abordan una dieta de definición es reducir en exceso las calorías y otro es el de eliminar demasiados alimentos y por tanto nutrirse durante esa temporada de sólo unos pocos, lo cual no es saludable, ni agradable, pero tampoco muy útil para sus objetivos de definición.
Debéis preocuparos de que en el menú no falten los hidratos de carbono que aportan almidón, así como los que proporcionan fibra, las proteínas, las grasas insaturadas y el agua. Ninguno de estos cinco grupos de alimentos debe faltar en vuestra alimentación ni siquiera durante la fase de definición, porque son absolutamente esenciales para que el cuerpo funcione correctamente.
Otra cosa es que debéis aprender a dosificar su administración y hacerlo en los momentos oportunos para disponer de energía y minimizar las posibilidades de acumulación de grasa.
Por ejemplo, algunos creen que a la hora de definir hay que eliminar por completo los alimentos que aportan hidratos de carbono como la fruta, los granos, las patatas o los cereales, pero se equivocan.
La clave está en la moderación y sobre todo en controlar el número total de calorías consumidas, porque a fin de cuentas a la hora de ganar o de perder adiposidad eso depende directamente de si creamos un déficit o un superávit de calorías. Por tanto, siempre y cuando sepáis mantener razonable la ingestión total de calorías, podréis comer de todos los grupos de alimentos mientras os sentís fantásticamente y lográis un físico de infarto.
Recordad que cada vez que elimináis alimentos, os pondréis en riesgo de sufrir deficiencias a largo plazo y eso es algo que tenéis que evitar a toda costa. Cuando hayáis tomado la decisión de seguir un tipo u otro de enfoque, seguidlo durante el suficiente tiempo y no cambiéis constantemente probando uno y otro, porque el cuerpo debe tener tiempo de adaptarse a los cambios a que lo sometéis.
La dieta pobre en hidratos de carbono siempre ofrece buenos resultados para acelerar la definición, pero evitad seguir una en la que reduzcáis el consumo de este nutriente a cero, porque simplemente no sólo no es necesario llegar a tal extremo, sino que si lo hacéis además de resultar negativo para la definición, perderéis masa muscular y además no es saludable.
3. Aseguraos de que la dieta incluye suficiente proteína.
No cometáis el error de infravalorar la presencia de la proteína en la dieta de definición, porque si ésta escasea tendréis mucha dificultad para mantener la masa muscular que hayáis sido capaces de construir con tanto sacrificio en el gimnasio. Sin la óptima cantidad de proteína puede que perdáis tanto músculo como grasa en cuanto reduzcáis la ingestión de calorías y de hidratos de carbono, y además vuestro sistema inmune también se resentirá.
La proteína es absolutamente esencial para la vida, así que cada vez que la consumís por debajo de las necesidades básicas os arriesgáis a sufrir un buen número de problemas. Procurad ingerir al menos dos gramos por cada kilo de peso corporal y día, o incluso algo más, para de esa forma aseguraos de tener cubiertas todas las necesidades.
Las mejores fuentes de proteína durante una dieta de definición son las pechugas de pollo y de pavo, las claras de huevo, el pescado, la carne roja muy magra y la proteína en polvo.
4. No infravaloréis el entrenamiento con pesas para definir esos músculos.
A pesar de lo que oigáis o leáis por ahí, el entrenamiento pesado constituye uno de los mejores métodos de ejercicio físico para producir una rápida y duradera pérdida de grasa, pero lamentablemente demasiados programas de definición se centran únicamente en la actividad cardiovascular y en la dieta, menospreciando el valor del entrenamiento con cargas importantes.
Muchos preconizan el trabajo pesado sólo durante la fase de volumen o de fuera de temporada, cuando el culturista se permite comer casi lo que quiere, pero en cuanto se centra en librarse de la adiposidad para lograr músculos definidos, el entrenamiento pesado brilla por su ausencia y se limitan a utilizar pesos livianos. No cometáis ese error.
Los estudios han demostrado más allá de toda duda que el manejo de cargas importantes contribuye a la definición por varios mecanismos.
Primero porque su realización consume calorías, segundo porque la erosión fibrilar que produce aumenta las necesidades calóricas durante la recuperación, al tiempo que ese mismo proceso metabólico de regeneración de tejidos y de reconstrucción de depósitos energéticos conlleva una elevación del ritmo metabólico que dura horas.
Por último, pero no menos importante, cabe recordar que el músculo es un tejido activo que consume calorías y energía aún estando en reposo y por lo tanto cuanta más masa muscular tengáis, más fácil os será por propia naturaleza manteneros con un coeficiente moderado de adiposidad.
Por consiguiente, durante la fase de definición seguid entrenando con una rutina pesada y que trabaje de forma muy seria los grandes grupos musculares con los movimientos compuestos, para después seguir con ejercicios de aislamiento que contribuyan a dar forma a los músculos y de paso a resaltar los detalles y definición.
5. No todo el ejercicio cardiovascular tiene la misma efectividad.
Seguro que todos sabéis bien que la actividad cardiovascular o aeróbica constituye un modo bastante eficaz para acelerar la pérdida de grasa, porque lo ha demostrado durante décadas y es fácil de comprobarlo, pero ni toda la actividad cardiovascular es igual de eficaz, ni la forma de ponerla en práctica consume la grasa al mismo ritmo.
Todavía es común ver la sección de cardio de los gimnasios repleta de gente en las distintas máquinas pasando ahí las horas y muchos hablando entre ellos, leyendo o viendo los monitores y las pantallas de televisión del centro. Se diría que más que ejercitarse lo que están haciendo es pasar un buen rato de ocio. Ese tipo de actividad cardiovascular de baja intensidad no sirve casi para nada, o desde luego para muy poco cuando el objetivo es quemar la grasa.
Los estudios han puesto de manifiesto que se queman más calorías efectuando un entrenamiento de alta intensidad y de menor duración, porque sobre todo este tipo de ejercicio intenso eleva el ritmo metabólico durante varias horas después de la sesión.
Otros estudios han descubierto que todavía es mucho mejor y más eficaz, tanto para reforzar el corazón como para quemar la grasa, hacer el entrenamiento de intervalos, es decir alternar fases cortas de la máxima intensidad posible, con otras más largas de intensidad moderada. Por ejemplo, correr durante 30 segundos a la máxima velocidad posible, para luego seguir durante 2 minutos a ritmo moderado y pasar 20 minutos totales alternando estas fases de alta y baja intensidad.
Otro aspecto relevante del cardio es el momento de su realización. Por la mañana temprano es el mejor momento para la mayoría de los expertos, y hacerlo en ayunas, con la única salvedad de ingerir unos gramos de BCAA o de un aislado de proteína en agua para evitar el catabolismo muscular. De no poder entrenar en esa hora, podéis hacer el cardio justo después de entrenar con pesas, pero nunca antes.
Otro aspecto a tener en consideración es que no todo tipo de ejercicio aeróbico consume la misma cantidad de calorías. Por ejemplo, la bicicleta estática gasta menos recursos que el remo y éste menos que la cinta de andar (carrera) y ésta menos que la natación. En pocas palabras, cuantos más grupos corporales implique la actividad, más calorías quemaréis.
Conclusión
Es evidente que todo el mundo aspira a transformar su físico y a conseguir uno musculoso dónde la grasa brille por su ausencia. ¿Y quién no?
Sin embargo, entre el deseo y la realidad con frecuencia media un verdadero abismo. No basta con desear algo, hay que esforzarse por conseguirlo y trabajar con tesón y no todos se esfuerzan lo bastante.
Lo triste es que muchos sí lo hacen, pero cometen errores y todo ese trabajo es baldío y sirve de muy poco.
Si aplicáis estos seis factores que acabamos de revisar en estas páginas, podréis, sin lugar a dudas, transformar vuestro físico por completo, eliminando la grasa corporal y luciendo unos músculos secos, duros y recortados que impresionarán a todos. ¿A qué estáis esperando?
¿Quieres adelgazar un kilo?: quema 7000 kcal
Es una cifra aproximada pero se suele utilizar para orientar con cuántas calorías quemadas podemos perder peso. Evidentamente la pérdida de peso va a depender también de la dieta que llevemos paralela al ejercicio, pero digamos que si quemamos 7000 kcal hemos evitado ganar un kilo de peso.
Hacen falta unas 14 horas corriendo a ritmo medio o 10-12 a ritmo rápido para quemar esa cantidad de calorías. En general podemos decir que necesitamos 10-15 horas de cardio para perder un kilo de peso. Algo que perfectamente podemos conseguir en un par de semanas o una semana si además de cardio cambiamos algunos hábitos cotidianos: andar, subir escaleras, coger bici…
No todo lo que quemamos haciendo ejercicio es grasa, pero a la larga quemar calorías haciendo cardio hace que la mayor parte de energía que consumamos sea a través de la grasa y los temidos michelines se vayan reduciendo. Si te sobran 3-4 kilos, ya puedes ir haciendo cuentas de las calorías que hay que quemar.
Dieta: ¿Miel o azúcar para endulzar?
Los humanos empezamos a usar la miel como endulzante mucho antes de que el azúcar pasase a ser de uso habitual. A pesar de su larga historia, no es verdad que la miel aporte beneficios especiales a la salud.
La miel está compuesta básicamente de agua (17%) y dos azúcares simples: fructosa (38%) y glucosa (31%). Entre sus ingredientes menos preponderantes hay azúcares complejos, minerales, vitaminas y proteínas.
Algunos de sus ingredientes contienen propiedades antioxidantes, pero su cantidad es tan reducida que pueden no llegar a ejercer ningún efecto sobre la salud. Por otro lado, una cucharada de miel contiene unas 64 calorías, mientras que una de azúcar, 45.
A los pasteleros les gusta la miel porque absorbe y retiene la humedad en general, por lo que ayuda a mantener la humedad de pasteles y panes. Los dentistas, por su parte, recomiendan lavarse los dientes después de tomar miel o azúcar para evitar la placa bacteriana y el podrecimiento de los dientes. De hecho, los pediatras avisan de que dar de comer miel a los niños menores de un año puede ser perjudicial para su salud, ya que puede provocar botulismo infantil.
La miel engorda menos
En un estudio científico para determinar si la miel, la sacarosa y los azúcares mixtos (como los de la miel) poseen diferentes efectos sobre el aumento del peso, se alimentó a 40 ratones de 6 semanas de vida con una dieta sin azúcar, con un 8% de sacarosa, 8% de azúcares mixtos o 10% de miel durante seis semanas.
El porcentaje del aumento de peso fue, en general, significativamente más bajo en los ratones que tomaron miel, en comparación con aquellos que ingirieron sacarosa o azúcares mixtos, aunque su dieta fue similar. El aumento de peso fue parecido en el caso de los ratones que consumieron miel y los que no consumieron azúcar, incluso aunque los ratones del primer grupo comieron más. Sin embargo, no se registraron diferencias de importancia en el porcentaje de grasa corporal o los niveles proteicos.
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